25 marzo 2007

Chávez, Bush, Lula y la guerra del etanol

La publicación digital venezolana, Analítica.com, nos ofrece hoy este interesante análisis, fresquecito:

Por:Alberto Garrido
En setiembre de 1990 George Bush (padre) presentó al Congreso un documento en el cual planteaba la creación de un Nuevo Orden Mundial bajo la hegemonía de Estados Unidos. Dick Cheney y Paul Wolfowitz recibieron la tarea de concretar la propuesta en un papel de trabajo. El 18 de febrero de 1992 Wolfowitz entregó a la Casa Blanca el documento “Recomendaciones para una Política de Defensa para los años fiscales 1994-1999”. Allí se establecen varios puntos que regirán, a partir del 11-S, la geopolítica de EEUU. Entre las reflexiones más importantes de Wolfowitz se pueden citar: a) evitar el surgimiento de un nuevo rival comparable a la antigua Unión Soviética; b) la estrategia de defensa debe ser preventiva, c) se debe combatir contra “cualquier poder hostil en capacidad de dominar una región cuyos recursos pudieran, si tomara el control de estos, convertirlo en una potencia global”, y, d) el papel de los organismos internacionales pasa a un segundo plano: “Estados Unidos debe ser capaz de actuar independientemente cuando no sea posible orquestar una acción colectiva”.
En 1997 nació el “Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense” (PNAC). Cheney y Wolfowitz sostuvieron la tesis de que Washington debía establecer el Nuevo Orden Mundial sobre la base del poder militar estadounidense. La defensa (apropiación) de los recursos estratégicos en cualquier lugar del mundo se unió inexorablemente con la doctrina de guerra preventiva. El 11 de setiembre de 2002 el círculo de las decisiones se cerró y George Bush (hijo) dio a conocer la “Estrategia Nacional de Seguridad”, fundamentado en el pensamiento de Cheney y Wolfowitz. Washington había sacado sus cuentas. Al ritmo de extracción y consumo actual Estados Unidos dispone de petróleo y gas para poco más de una década. La creciente demanda asiática (principalmente China, India y Japón) hizo encender la luz roja en cuanto a la medición de los tiempos. Con los principales centros petroleros del planeta en países de Oriente Medio y con Rusia mostrando la llave del gas de Europa, además de tener lleno el sótano con petróleo, era urgente ir directamente sobre las fuentes petroleras de naciones consideradas militarmente inferiores.
La ocupación de Irak permitió poner en marcha el proyecto del Nuevo Orden Mundial. Pero la victoria de Estados Unidos en la Guerra de Irak se transformó rápidamente en una caja de Pandora. Luego de que Bush declarara al mundo que sus Fuerza Armadas habían triunfado de manera fulminante contra el Ejército de Hussein, se inició una nueva confrontación, de naturaleza diametralmente distinta: la Guerra Asimétrica, una confrontación irregular, ilimitada, original, capaz de desorientar a los jefes militares de la primera potencia mundial. La guerra de 3 semanas dio paso a otra que lleva 4 años de cruentos, desiguales, inesperados y complejos enfrentamientos (culturales, inter e intrarreligiosos y de resistencia nacional y trasnacional) que le han impedido a Washington avanzar en la construcción del “Nuevo Medio Oriente” y asegurar la producción de petróleo de la región, tal como estaba previsto en los planes iniciales.
Del Petróleo al Etanol
Pero Washington demostró que podía ser flexible a la hora de cambiar estrategias. El 31 de marzo de 2005 el Consejo del Banco Mundial aprobó, por iniciativa del Presidente de Estados Unidos, la designación de Paul Wolfowitz como nuevo presidente del organismo. El nombramiento del conocido halcón llevaba un propósito bien definido por los estrategas neoconservadores. El 1º. de junio Wolfowitz tomó posesión de su nuevo cargo. El 15 de diciembre ya se encontraba en Brasil, en una visita que duraría varios días. Pese a que el combate a la pobreza y la defensa del medio ambiente fueron los argumentos esgrimidos ante la prensa mundial para justificar su viaje, el motivo central del viaje pronto quedó al descubierto. En un discurso pronunciado el 20 de diciembre en San Pablo, Wolfowitz destacó a Brasil como “líder mundial en energía limpia”. Con pleno conocimiento de causa, el ideólogo neoconservador dijo: “Hoy, 42% de la energía que usa Brasil proviene de fuentes renovables, en comparación con 6% en los países de la OCDE(…). Por otra parte, Brasil es el principal productor mundial de etanol, combustible obtenido de la caña de azúcar y utilizado en los medios de transporte (…). El programa de etanol le está ahorrando al país unos 180 mil barriles de gasolina al día, cuyo valor asciende a unos 4 mil millones de dólares al año. Eso significa que la atmósfera recibe 24 toneladas menos de CO2 cada año”.
Wolfowitz respalda la posibilidad de que África se transforme, junto con América Latina, en el otro continente ideal para producir etanol a partir de la caña de azúcar.
La estrategia de Washington para encontrar combustibles renovables alternativos a la gasolina estaba en marcha.
El Eje del Etanol Washington-Brasilia
En diciembre de 2006 se fundó en Miami la Comisión Interamericana de Etanol. La “Comisión” fue una iniciativa del Gobernador del Estado de La Florida, Jeb Bush, del ex Ministro de Agricultura de Brasil, Roberto Rodríguez y del Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno. Jeb Bush fue nombrado presidente de la “Comisión”, que agrupa a empresarios de varios países del continente, en su mayoría de Estados Unidos y Brasil.
La alianza Estados Unidos-Brasil quedó registrada oficialmente en la reunión. Por Brasil asistieron el Viceministro de Agricultura, el Presidente de EMBRAPA (Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias), el presidente de UNICA (Unión de Agroindustria de Caña de Azúcar en San Pablo), altos directivos de Petrobrás y empresarios del sector.
En sus palabras de apertura del evento, Bush recordó que le había propuesto a su hermano George triplicar para el 2015 el consumo de etanol en Estados Unidos. La posición de los Bush pasa por reconocer que es preferible abrir la importación del etanol antes que seguir dependiendo del petróleo de gobiernos díscolos, como los de Irán y Venezuela. George Bush pidió al Congreso que en el presupuesto del año fiscal 2008 se incluya una partida de 2 mil 700 millones de dólares para “investigación energética alterna” (etanol, biodiesel, baterías ion-litio y células de combustible de hidrógeno), que sería ampliada a 10 mil millones en los siguientes 5 años, con el fin de reducir el consumo de gasolina en Estaos Unidos en un 20 % para el año 2017.
Por su parte, el Presidente del BID, el colombiano Luis Moreno, informó que la institución que dirige destinaría 3 mil millones de dólares para impulsar el etanol en América del Sur y el Caribe. Moreno fue el artífice del trato preferencial para el etanol colombiano en Estados Unidos.
El lobby privado del etanol anunció que disponía de 100 mil millones de dólares para invertir en los próximos 5 años en el sector. El BID pidió un estudio al experto David Rothkop para analizar el asunto. En su informe se dice que son necesarios 200 mil millones de dólares para que el etanol pueda representar el 5% del consumo mundial de combustibles en el año 2020. Paul Wolfowitz no está sólo. La geopolítica del etanol, parte de la guerra de la energía, había nacido: la alianza Washington-Brasilia conduciría la nueva etapa de sustitución paulatina del petróleo (combustible no renovable) por el etanol y otros biocombustibles (caña de azúcar, maíz, soja, palma africana, etc.). Junto con el nuevo eje Washington-Brasil se mueve el eje Washington-Bogotá.
Bush-Lula-Uribe
Greg Manuel, Consejero para Asuntos Energéticos de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, de acuerdo a una reseña de AFP, afirma que “Bush quiere lanzar las bases para un mercado hemisférico que garantice el suministro estable de biocombustibles con producción diversificada por toda la región. Para eso, Brasil y Estados Unidos deben formar sociedades, con participación de la iniciativa privada para instalar usinas de etanol en América Central (…). Además, es importante tener como fuente de suministro a todos nuestros amigos en el exterior, y esos amigos también sufren. No siempre tienen la petrodiplomacia a su favor. Es una enorme oportunidad”. Greg Manuel ha visitado Brasil 6 veces desde que ocupa el cargo de Consejero de Rice.
Brasil y Estados Unidos tienen el 70% de la producción de etanol del mundo. El etanol brasileño proviene del azúcar, y el estadounidense del maíz.
La tecnología de punta más desarrollada la posee Brasil. Los vehículos que más se venden en el mercado brasileño son los que poseen motores “Flex-fuel”, que permiten el uso de cualquier mezcla de alcohol hidratado y gasolina (0 y 100%). La empresa de aviación brasileña Embraer ya comenzó a utilizar el etanol en los motores de sus aeronaves. La Casa Blanca, convencida de que el proyecto original de controlar el mundo asegurando las fuentes petroleras luce alejado, optó por abrirse al pacto con Brasil y girar hacia la suplantación parcial de etanol por gasolina a mediano y largo plazo.
Durante 2006 en Estados Unidos se elaboraron 20 millones de metros cúbicos de etanol, mientras se importaron otros 3 millones. Pero representa solamente el 3% del consumo de combustibles. Para que Washington pueda enfrentar la “amenaza emergente” de la temida guerra petrolera (Irán-Venezuela) Brasil es imprescindible.
En el caso de Colombia, Uribe, al recibir a Bush, declaró a la prensa que Colombia (segundo productor de biocombustibles, después de Brasil), dispone de 6 millones de hectáreas para la siembra de caña de azúcar. Colombia espera tener 27 plantas produciendo etanol en el 2020, para lo cual invertirá mil 340 millones de dólares.
Se explica ahora la decisión del gobierno colombiano para disponer, junto con Estados Unidos, la friolera de 50 mil millones de dólares para la fase II del Plan Colombia-Andino. Las plantaciones para combustibles alternativos deben ser más eficientes que las polémicas e inútiles fumigaciones con glifosato que tratan de eliminar los sembradíos de coca. Ahora se les ofrecerá a los campesinos cultivos con mercados seguros para biocombustibles.
América Latina, la cenicienta imprescindible
Además de Brasil y Colombia, en América Latina son varios los países que producen o quieren producir etanol. En el diario El Mercurio de Chile (21-02-2007) se plantea que Latinoamérica es la “Arabia del Etanol” y se sugiere una alianza entre Brasil, Argentina y Chile, para generar el biocombustible. Juan Gear, presidente de la Asociación de Maíz Argentino, manifestó, con respecto a la participación de su país en el proyecto de los biocombustibles, que “potencialmente podríamos ser un gran protagonista, porque tenemos caña de azúcar y se puede incrementar la producción. Hay maíz -este año vamos a cosechar 22 millones de toneladas-, se puede aumentar el cultivo de sorgo y ni hablar de la soja”. En Uruguay el Ministro de Economía, Danilo Astori, le dijo a La Nación de Argentina que el tema del etanol es “importante para EEUU e importantísimo para Uruguay”. En Santo Domingo la empresa sueca Tall Oil y Etanol Dominicana disputan con familias terratenientes de ese país la posesión de tres ingenios azucareros para producir etanol. En Honduras el gobierno anunció que dispondría de 10 mil nuevas hectáreas para cultivar azúcar en los 7 ingenios azucareros del país para producir etanol. Guatemala y Perú son grandes cultivadores de caña de azúcar y se aprestan a entrar con fuerza en el mercado del etanol. Nicaragua dialoga con Brasil para entrar al club del etanol. México tiene ya problemas con su población porque parte de su producción de maíz ha sido derivada hacia el etanol estadounidense. Cuba y Venezuela firmaron un acuerdo para instalar 11 fábricas de etanol.
Jaque a la Geopolítica de Chávez
La geopolítica impulsada por Hugo Chávez se basó en dos principios. Por un lado, buscar la conformación de la Patria Grande de Bolívar, con una versión actualizada de la idea-fuerza del Libertador. Ya no sería únicamente Hispanoamérica, sino Latinoamérica (inclusión de Brasil) y el Caribe. Por otra parte, había que luchar para instalar un Nuevo Orden Mundial multipolar, capaz de frenar la intención unipolar de Estados Unidos. El arma por excelencia a utilizar sería el poder petrolero.
Chávez desarrolló, para el continente, el proyecto de Petroamérica, con sus variantes de Petrocaribe, Petroandina y Petrosur. Petrocaribe fue su primer logro, con el Acuerdo de Caracas como su garantía integradora. Petrosur fue una esperanza, con Brasil como bastión. Así nació la hipótesis del “Eje de Liberación Estratégica Caracas-Brasilia-Buenos Aires”. Pero la alianza estratégica Venezuela Bolivia, con la nacionalización y toma militar de las instalaciones de Petrobras -que abastece con gas boliviano el 54% de las necesidades brasileñas- hicieron que la mirada del alto poder brasileño girara hacia Bolivia y Venezuela. No fue casual el anuncio de que Brasil había creado una sección especial de inteligencia en Caracas. El eje estratégico del Sur estaba fracturado. Mientras tanto, Kirchner desarrolla una política de equilibrista entre aliados, basada más en los negocios que en la geopolítica.
En cuanto a Petro-Andina, la conformación del triángulo energético-revolucionario Venezuela-Bolivia-Ecuador choca con los intereses de Colombia, que desarrolla junto con Estados Unidos el Plan Colombia-Andino y es parte del Plan Puebla-Panamá. Perú, por su lado, firmó un acuerdo con el Comando Sur para que le patrulle sus costas.
Todo ese movimiento será afectado por la geopolítica del etanol, que cambiará, con la lluvia de dólares previstos para la inversión, los alineamientos continentales, desde el Sur hasta el Norte.
Sobre el proyecto multipolar se puede afirmar que el Nuevo Orden Mundial multipolar es un hecho consumado. Falta crear la institucionalidad que la respalde, que no puede ser la misma de la Guerra Fría. Chávez quiere que Venezuela tenga un papel estratégico. Solamente que ahora se ha formado un extraño triángulo, cuyo vértice es Washington, sus lados Brasilia y Bogotá y la base es de etanol.
El Ejército Trasnacional a la Carga
Miguel Altieri, profesor de la Universidad de California y Eric Holt Giménez, director ejecutivo de “Food First”, especialistas en inversiones e investigaciones energéticas, alertan en un papel de trabajo (“El poder de las finanzas y las malas ideas”) que se está adelantando “un fenómeno sin precedentes de alineamiento global corporativo” para financiar investigaciones sobre biotecnología y combustibles. Altieri y Holt Giménez afirman que ADM, Cargill y Bunge -trasnacionales del agronegocio-, Monsanto, Syngenta, Bayer y Dupont –alimentos, fármacos, genética-, British Petroleum, Total y Shell -petroleras- y Peugot, Citroen, Renault, Volkswagen y SAAB -automotrices- son algunas de las que han adoptado esa estrategia.
Vinod Khosla y Steve Case, dos conocidos inversionistas de Internet, dirigirán 2 mil millones de dólares hacia el negocio del etanol, en Brasil. George Soros y HBK Investments invertirán 700 millones de dólares en el sector. Mitsui & Co. Negocia con Petrobras compra de etanol para Japón.
La Guerra de las OPEP
La OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo) está integrada por Arabia Saudita, Argelia, Angola, Venezuela, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela. Produce aproximadamente el 40% del crudo que se consume en el mundo. Pero dos de cada 3 barriles de petróleo que se comercializan internacionalmente son de la OPEP.
Rusia planteó la creación de una “OPEP del Gas” (9 de abril en Doha, en el marco del Foro de los Países Productores de Gas). Los países que participarían de la “OPEP del Gas” serían Rusia, Venezuela, Argelia, Qatar e Irán. Por otra parte, en América Latina Venezuela ha propuesto la fundación de Opegasur (Organización de Países Productores y Exportadores de Gas de América del Sur), con Bolivia y Argentina como socios.
Ante la posibilidad de que se forme un frente común entre algunos países de ambas OPEP (petróleo y gas) la Casa Blanca plantea la “OPEP del Etanol”, con base en Estados Unidos y América Latina y dirigida por Washington y Brasilia.
La guerra por el control de la energía es un hecho.
Etanol: La bomba de alcohol
En el estudio “El Mito de los Biocombustibles”, elaborado por Editan Pinto, Marluce Melo y María Luisa Mendonga, miembros, los dos primeros, de la Comisión Pastoral de la Tierra (Regional Nordeste) y analista de la Red Social de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, la tercera, se hacen graves afirmaciones relacionadas con el impacto que pueden causar los biocombustibles sobre el calentamiento global.
Pinto, Marluce y Mendonga citan a la profesora Wan-Ho, de la Universidad de Hon Kong. La docente asegura que “los biocombustibles están siendo considerados erróneamente como neutros en carbono. Se ignoran así los costos de las emisiones de CO2 y de energía de fertilizantes y pesticidas utilizados en las cosechas”. Los investigadores refieren también una conclusión del Gabinete Belga de Asuntos Científicos: “El biodiesel provoca más problemas de salud y ambientales porque crea una contaminación más pulverizada y libera más contaminantes que promueven la destrucción de la capa de ozono". Muchas otras discusiones sobre el desarrollo energético basado en recursos renovables consumirán cada vez más tinta en los periódicos y revistas especializadas en los próximos meses y años. Serán, entre otras, de carácter ético (alimentos para vehículos y no para seres humanos), geopolíticos y geoestratégicos (alianzas energético-políticas), de política interna y externa de los Estados (pobreza, hambre y energía), ecológicas (impacto sobre la geografía del planeta, especialmente sobre los ríos y los pulmones vegetales que aún quedan), climáticas (calentamiento global), etc.
Otros problemas habrán de surgir, en la medida en que la lucha por el control energético se vuelque sobre la ciencia y la tecnología. La supervivencia de la especie humana será siempre el centro de la verdadera discusión.

1 comentario:

Karamchand dijo...

Muy buen artículo, le leeré detenidamente, pues condensa toda una gama de intereses y muestra opiniones sobre el asunto del etanol. Para estudiar e ilustrarse.